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Con 30 años de carnaval, como autor, a su espalda, Sánchez Reyes ha sido testigo de excepción de la evolución de los forillos, tipos y puesta en escena en el Gran Teatro Falla.
“No hace tanto, hasta finales de los 90, aproximadamente, se salía a cantar a ‘pelo’. Si ibas de fontanero, salías de fontanero y punto”.
“El forillo no se cambiaba y, por poner un ejemplo, recuerdo que con ‘Los bordes del área’ , lo único especial que sacamos fue un recogedor a modo de banderín, algo que sería imposible hoy”.
“Todo aquello cambió (solo había dos o tres artesanos) y gran parte de ´culpa’ de la dimensión que se le ha dado a la artesanía en el concurso tiene mucho que ver con los niños de Ras Artesanos, Antonio Quintana y Ricardo Lores. Ellos fueron los que, en el año 96 o por ahí, hicieron ‘Mi viejo barrio’. Chirigota que era Barrio Sésamo y que impactó con los tipos y los atrezos”.
“A partir de ahí, salieron muchos más artesanos, creciendo un gremio que, por fortuna, ha hecho que, a diferencia de lo que sucedía antes, no haya que recurrir a Madrid, Sevilla, etc. para disponer de pelucas, atrezo, etc.”.
“Ellos han hecho mucho en favor del prestigio de la artesanía del carnaval”.
Asimismo, Sánchez Reyes subraya a la televisión, a Canal Sur, en favor de un Carnaval de Cádiz que “ya se ve como un gran espectáculo visual y, por tanto, en el que los tipos, forillos, etc. tienen un extraordinario peso”.
Inseparable del gran profeta de la chirigota gaditana, Manolo Santander, destaca que, “en una sola sesión del Falla, hay hasta ocho escenografías. Eso no existe en ningún teatro del mundo”.