No es Cibeles, París ni Milán,
pero el Carnaval de Cádiz
también cuenta con su particular pasarela. De nombre
Gran Teatro Falla, por ella
desfilan año tras año chirigotas, cuartetos, coros y comparsas que, con sus tipos, buscan dejar
huella en la ‘moda’ carnavalesca; la del
ingenio y la gracia.
Alfombra que cuenta con nombres y
apellidos de modistos que, en no pocos
casos, han marcado una época por su
alto nivel a la hora de imaginar y confeccionar disfraces.
Tanto es así que, si hubiese que buscar al Coco Chanel, Valentino, Óscar de
la Renta o Gianni Versace del Carnaval,
habría un nombre que estaría en la cabeza de todos (los aficionados de antes
y ahora) por su elevado nivel de costura
y capacidad para captar la idea de los autores que se han puesto en sus manos.
Virtuoso de la aguja y considerado
como el gran sastre que ha dado el Carnaval de Cádiz, Pepe Berenguer, a sus 86
años, sigue dándole puntadas a la fiesta.
Puntadas a las que sus manos se
acostumbraron muy pronto, “siendo
apenas un chiquillo” y guiadas por
quien fue “mi primer maestro, Manuel
Barreiro Sánchez”. “Poco después”, recuerda mientras hilvana en su taller de
Vejer de la Frontera un tipo que se subirá este año a las tablas del Falla, “me
llamó uno de los mejores sastres que había, Delfín, con el que estuve dos años”.
El servicio militar lo llevó hasta Madrid, donde acabó estableciéndose, para
introducirse en el desafiante mundo de la
cinematografía, el teatro y la zarzuela de
la mano de grandes modistos como Antonio Pajares, Santiago Pelayo, Cornejo...
“Allí, yo, que sabía hacer de todo (ojales, pegar mangas, filos, planchar,
etc.), aprendí muchas
cosas que, posteriormente, me sirvieron para el carnaval.
Porque nuestra fiesta siempre ha tenido
mucho de teatralización y de diversidad
de personajes”.
De regreso a la Tacita de Plata, Pepe
Berenguer irrumpió en la fiesta, estrenándose en 1975 con la comparsa ‘Animadores de Cabaret’, de Luis Ripoll.
Agrupación que abrió el paso a otras
muchas, que vieron en él al mejor ‘intérprete’ posible.
“Mi entrega como sastre del carnaval
fue tal que, en un mismo año”, apunta,
“realicé los tipos de cuatro coros, ocho
comparsas, tres chirigotas y un cuarteto. Una auténtica locura”.
Y es que para este auténtico maestro del
disfraz de carnaval “ser sastre de esta
fiesta es algo muy diferente y especial.
No solo necesitas saber cofeccionar piezas de calidad, también es vital reflejar
en el tipo el espíritu del personaje o el
hecho que busca proyectar el autor”.
De ahí que Pepe Berenguer siempre
se haya inspirado en personajes reales,
“que existen”, tal y como “hice con El
Cigala, con ocasión de la chirigota de
El Selu ‘Los quemasangres’; ‘La orquesta alegría’, inspirada en el inolvidable
Carlos El Legionario, o ‘Los enteraos’,
en El Espeleta”.
Innovador constante, “yo introduje
el terciopelo, la lentejuela o el lamé”,
de las manos de Pepe Berenguer han
salido algunos de los disfraces que han
marcado época en una pasarela que
cada año espera ansiosa sus ‘estrenos’.
“Con el Selu he trabajado mucho a lo largo de
estos años, desde ‘Los
enteraos’, ya que aprecia
ese trabajo artesanal y
de calidad que siempre
me ha caracterizado y del
que también he hecho
gala en otras muchas
agrupaciones”.
“Ahora”, apunta, “se me
vienen también a la
mente los coros de otro
grandes, Julio Pardo,
como ‘El circo del sol’, ‘La
Trattoria’, ‘Por Andalucía’ y ‘Sigo siendo el rey’
o ‘Nuestra Andalucía’, de
Pedro Romero”.