Cuando la fuerza del
carnaval, por aquel
entonces Fiestas Típicas, residía, única
y exclusivamente,
en la letra y la música de las agrupaciones
(sujetas entonces a la censura de la dictadura); él,
Manuel Peinado, comenzó
a visualizar la fiesta de otra
manera.
Casi sin quererlo ni
pretenderlo, se enfundó el
‘disfraz’ de visionario de la
fiesta para imaginar nuevos
horizontes desde su pensamiento y manos artesanas.
Suyas fueron muchas
de esas carrozas, de poco
más de cuatro metros de
largo y dos de ancho, que,
entonces, desfilaban por las
calles del casco antiguo. Así
como esas otras que sirvieron para pasear el arte de
coros como ‘Los planetas’.
Asimismo, de Manuel
Peinado, entre otras muchas, se recuerda esa obra
que realizó con ese otro
gran artesano gaditano,
Nando Benítez, y Rafael
León, entonces maestro
de Vías y Obras del Ayuntamiento. Una gran figura
de Pepe ‘El Sopa’, que se
instaló en en San Juan de
Dios con motivo de las Fiestas Típicas de 1967.
Cincuenta años de trabajo, ilusión y creatividad
que también dejaron su
huella en la célebre caballa
del Club Caleta o ese gran
abanico (récord Guinness)
que adornó el tablao de la
plaza de San Antonio.
Hércules de Oro, Medalla de Bronce de Cádiz y
fundador de Artecar, Peinado puso la pica en Flandes
de esa artesanía (también
fue autor de carteles, bocetos y atrezos de disfraces)
que, desde entonces, no ha
dejado de enriquecerse.