“El gran salto lo dimos en 2013, con ‘Los cabrones’, de la mano de una empresa. Hasta entonces, nos salvaba el buen hacer e ingenio de nuestro compañero Manuel Mayo”
Antifaz de oro
del Carnaval de
Cádiz y toda la
vida entregado
a una fiesta de
la que, junto a
su coro, el de Julio Pardo,
ha escrito páginas de oro
del concurso del Gran Teatro Falla; Juan Lucena Morant maneja los destinos
de una agrupación que,
con su apuesta (pionera)
por las grandes puestas
en escenas, ha hecho evolucionar el carnaval y su
artesanía a límites inimaginables.
“Recuerdo que antes
de que comenzara a profesionalizarse el tema de
los atrezos, forillos, etc.,
nosotros teníamos la suerte de contar con un compañero del coro, Manuel
Mayo, que era el que nos
lo hacía. Él realizaba una
maqueta chiquitita, nos la
enseñaba y, luego, con dos
o tres compañeros la desarrollaba, logrando grandes
puestas en escenas”.
No obstante, “el gran salto
lo dimos en 2013, con ‘Los
Cabrones’, ya con una empresa. Aquel año, disfrazados de piratas, nos presentamos en la cubierta de un
gran barco; algo que fue
toda una sensación”.
Desde entonces, “hemos
ido evolucionando, con
montajes, tipos, etc.., en los
que la mano y la creatividad
de los artesanos del carnaval, en nuestro caso ‘Arte-
vida’, de Álvaro Ortega, ha
sido fundamental”.
“Nosotros le trasladamos qué queremos expresar y, a partir de ahí, se crea
toda la puesta en escena”.
“Todo este gran trabajo
artesanal, tanto en nuestra
agrupación como en otras
tantas, ha servido para engrandecer más al concurso,
lo ha hecho más vistoso”.
“Creo que el artesano
del carnaval, en cada una
de sus facetas, se ha ganado el lugar que merece en
la fiesta y hoy sería imposible hablar del carnaval y su
grandeza sin hablar y tener
en cuenta el gran trabajo
que realizan”.