Bendit​a Locura

Francisco Gutiérrez Maura, junto a José Luis Revuelta, es el autor del ‘disfraz de dsifraces’, el del pregonero, Antoñito Molina.

Me han dicho que la locura es el peor de ​los males, que sale por carnavales y luego ya no se cura”. Esta letra de la inolvidable comparsa ‘Los ángeles caídos’, de Juan Carlos Aragón, alude a  ese espíritu que envuelve al carnaval, que lo hace ser lo que es.
Locura que comparten todos sus ‘actores’, que vaga por las calles cuando llega febrero, y que, de forma muy especial, padecen quienes, aguja en mano, tienen la enorme responsabilidad de vestirla. 

De ella sabe, y mucho, Francisco Gutiérrez Maura, quien, junto a José Luis Revuelta, este año se encarga de dar vida a uno de los trabajos artesanales más importantes de la gran escenografía del Carnaval de Cádiz, el disfraz del pregonero. En este caso, de su admirado y amigo  Antoñito Molina, otro ‘loco’ de la fiesta.  

“Ser artesano del carnaval no es nada fácil; menos aún cuando, como es nuestro caso, hemos abanderado una línea rompedora, intentando ser muy diferentes”, señala quien, además de sastre, lleva el ‘veneno’ de las coplas por dentro. 

“Mi padre fue corista en su momento y, como es lógico, en mi casa siempre se ha escuchado y vivido de una forma muy intensa el carnaval”.  Coplas que se “escuchaban en casa, pero también cuando nos íbamos de viaje y mi padre ponía las cintas de las agrupaciones del Selu, Martínez Ares y muchos otros”.  

“Como decimos por Cádiz, he mamado la fiesta desde muy pequeño, lo que me ha llevado a enfocar parte de mi actividad profesional a una artesanía que es diferente a cualquier otra”. 

“Lo que más me gusta de la costura del carnaval”, destaca, “es la libertad que me aporta a la hora de crear; algo que, como sabemos los que nos dedicamos a este sector, no tenemos cuando se trata de confeccionar un vestido de fiesta o de otro tipo”. 

“Creo que ahí, en esas extraordinarias dosis de libertad creativa, es donde reside un valor artístico inigualable, que hace que nuestra costura  sea totalmente diferente a cualquier otra”.  

Libertad creativa que Francisco Gutiérrez Maura, junto a José Luis Revuelta, empezó a paladear hace más de una década (2012); cuando, en el que fue su primer ‘cameo’ con la fiesta, realizaron los vestidos de las ninfas.
No obstante, tuvieron que pasar unos años para que, ya de lleno, se adentraran en un universo artesano al que  les ‘arrastró’ uno de los grandes coros del Carnaval de Cádiz, el de Luis Rivero.

“Él nos abrió las puertas de un mundo que suponía un auténtico reto, dándonos la oportunidad de ser rompedores y buscar nuevas fronteras”.  

Escenario artístico en el que, desde entonces, Francisco Gutiérrez Maura se ha desenvuelto con cierta ‘ventaja’ por su condición de carnavalero. 

“Tengo el privilegio de ser integrante del coro de Luis Rivero. Sé cómo siente, cómo se mueve y me conozco el repertorio. Esto nos ha ayudado muchísimo  a la hora de  confeccionar el tipo de ‘Cádiz, el show’, que ha  adquirido nivel de alta costura”.

“Ha sido un reto muy grande, ya que, en solo dos meses, hemos vestido a 55 personas como si fuera la mejor comparsa”. 

Excelencia artística de la que este año también se benefician “la chirigota del Canijo de Carmona; la vuelta de Carlitos Pérez y el prototipo de la chirigota del pregonero (diseño de Artesanos Cuattro)”. “Además, hemos tenido una colaboración con la chirigota de Quique Remolino, customizando unas prendas.  

De entre todos estos tipos, Francisco Gutiérrez Maura es consciente que la labor artesanal que más exposición tendrá y más sujeta estará a críticas es el del pregonero.

“Cuando nos adentramos en un mundo tan complejo como el carnaval, los artesanos somos conscientes de que vamos a recibir halagos y críticas; para ello estamos preparados. No obstante, más allá de ello, lo importante es disfrutar con lo que haces y buscar ese punto de sorpresa; de sello”. 

“Para mí”, confiesa, “ha sido muy fácil trabajar con Antoñito Molina, ya que es un amigo. Ambos tenemos mucha confianza y ha sido muy fluido. Hemos ido de la mano, disfrutando el proceso y, ahora, solo falta que conecte con la gente”.

“Siempre nos ha gustado ser muy  rompedores en nuestros tipos de carnaval”