PELUQUERÍA

MUCHO MÁS QUE ‘LAVAR Y MARCAR’

La labor de las peluqueras se ha convertido en esenci​al para elevar la ‘verdad’ de los personajes

Quitando a Juan, de la inolvidable chirigota del Selu ‘Si me pongo pesao me lo dice’, cuya calvicie daba para pocas florituras; está muy claro que al Concurso del Gran Teatro Falla ya no se puede ir con la cabeza ‘desaliñá’.   

Y es que, también en la fiesta, un buen ‘peinao’ hace que las agrupaciones brillen de una forma diferente, elevando algo tan importe como lo que llaman la ‘verdad’ del personaje y, con ella, de la historia que cuenta. 

En el Carnaval de Cádiz ya no vale eso tan popular de ‘lavar y marcar’ y, como parte imprescindible de este gran circo de la ironía, la fantasía y la crítica mordaz, las pelucas y los peinados se han convertido en piezas de auténtica artesanía. Obras en las que cada profesional deja su sello, haciendo uso de técnicas y materiales que, como ocurre con el atrezo o el maquillaje no dejan de evolucionar, brindando nuevas y, no hace mucho, impensables posibilidades. 

 De elevar la ‘verdad’ de los personajes y las agrupaciones a su máxima dimensión a través de peinados impregnados de fantasía saben mucho peluqueras de  la talla de Jessica Alcalá,  artesana pionera de un elemento, el pelo, cuyo acertado tratamiento y manejo se han convertido en algo de extraordinaria trascendencia para lograr  una acertada caracterización. 

“Aunque ahora nos pueda parecer sorprendente, hasta hace poco más de diez años, a un elemento tan imporante para lograr que un personaje fu​ese ‘redondo’, el pelo, no se le daba la importancia que merecía”. Las agrupaciones, oficiales y callejeras,  en su gran mayoría, se limitaban a tirar de pelucas variadas y poco más. 

La evolución de técnicas y materiales ha sido constante

“Ahora”, subraya, “esto ha dado un gran giro y las agrupaciones que, sobre todo, van al Gran Teatro Falla han tomado conciencia de que un buen peinado (forma, corte, el color y materiales) se antoja clave para sumar en favor del gran objetivo de todo tipo:  transmitir con la mayor intensidad la fuerza del  personaje que se lleva a escena”. 

Meta que, tratándose del Carnav​al de Cádiz, requiere de​ un arduo trabajo.  “Podemos hablar de una idea en el mes de septiembre, pero, debido también a actitudes perfeccionistas de autores como el Selu, podemos estar introduciendo cambios hasta casi el último día; hasta poco antes de que se levante el telón”. 

 “A lo largo de todo ese tiempo “, resalta, “podemos trabajar con más de 50 pelucas para, al final, lucir las 15 de la agrupación. Lo que se complica más si cada integrante tiene un peinado diferente”. 

 Hablamos de un trabajo que “no se parece en nada al que realiza una peluquera a diario. Es pura creatividad. Exige muchas horas, trabajar con muchos materiales diferentes y, como decía, generar esa complicidad necesaria con el autor y con el resto de artistas que participan. Precisa de una gran especialización para que se logre el gran objetivo final”. 

Sin lugar a dudas, aunque a veces no se aprecie en toda su dimensión, “es un estrés constante y un trabajo que exige muchas horas de charla y de generar esa complicidad que, al final, permite escuchar del autor: ¡Esto es lo que yo quería!”.    
   
De lo que no cabe la menor duda es que este esfuezo, creativo y profesional, de las peluqueras que se 

dedican al Carnaval de Cádiz ha dado lugar a  estampas inolvidables sobre las tablas del Teatro Falla. Imágenes como la del coro ‘El paraíso’ o la comparsa ‘Los irracionales’. 

Trabajo , el desarrollado por estas artesanas de la fiesta, que, como los que se refieren al atrezo, el maquillaje o el tipo, cuenta con una gran valoración  mucho más allá de las fronteras carnavalescas.